¿Alguna vez has confiado en lo que dice el costal de croquetas sin pensarlo dos veces? La imagen de un trozo de carne jugosa, la frase “nutrición superior” y un precio que parece atractivo hacen que cualquiera se convenza. Pero detrás de esas letras bonitas y fotos brillantes puede esconderse otra realidad. Profeco decidió poner a prueba lo que realmente hay en los alimentos para perros que llegan a tu carrito del súper.
Este análisis, el más completo hecho en México hasta ahora, revela que no todas las marcas ofrecen lo que prometen.
Imagina un gran caldero donde se mezclan harinas de carne, cereales y aditivos. Todo se cocina a altas temperaturas y después pasa por un molde especial que da la forma final: la croqueta que ves en el plato de tu bodoque.
Lo esencial no está en la forma, sino en el fondo. Si la proteína proviene de carne fresca, el valor nutritivo cambia por completo frente a una croqueta hecha con harinas de baja calidad. Es como comparar una fruta recién cortada con una versión deshidratada y sin jugo: la diferencia se siente, y tu lomito también la vive.
Todas las croquetas incluyen una base: proteínas (carne, pollo, pescado o harinas), grasas, carbohidratos, fibra y minerales. A eso se suman saborizantes, vitaminas y minerales añadidos. Algunas fórmulas más cuidadas agregan ingredientes funcionales como omegas, zinc o antioxidantes para dar brillo al pelaje y energía extra.
No hay un número mágico que sirva para todos los perritos, pero sí guías importantes:
Lo más importante: que el alimento sea altamente digestible, es decir, que tu bodoque aproveche los nutrientes y no solo los expulse.
Para mirar más allá de la etiqueta, Profeco analizó 46 marcas. Se realizaron 326 pruebas entre enero y mayo de 2023, evaluando composición nutrimental, precio por kilo, publicidad y veracidad del etiquetado.
El resultado se clasificó en tres grandes categorías:
Entre los aciertos está la amplitud del análisis, la revisión de nutrientes en laboratorio y la comparación directa entre lo que dice el empaque y lo que realmente contiene.
La parte débil: no hubo pruebas directas de digestibilidad en perros vivos. La clasificación A, B y C refleja más la calidad percibida de ingredientes que el efecto clínico real en cada lomito.
La fórmula implícita que sale del estudio es sencilla: más proteína + menos cenizas = mejor calidad. Ese puede ser tu mejor faro al comparar croquetas en el súper.
Profeco también reveló un punto incómodo: el marketing. Muchas frases como “holistic”, “natural gourmet” o “salud radiante” no tienen respaldo científico. Además, 31 productos usan imágenes de carne fresca cuando en realidad contienen harinas y cereales. No todo lo que brilla en el costal es nutrición real.
Premium (Categoría A): Whole Hearted Chicken Recipe, Canidae Pure Goodness Real Duck y Canidae Pure Goodness Real Salmon. Todas con altos niveles de proteína y cenizas moderadas.
Intermedia (Categoría B): Ol’ Roy, One Purina y Pedigree High Protein. Proteínas comparables a las premium, aunque con cenizas más altas.
Básica (Categoría C): Nucan By Nupec, Optimo Selecto By Nupec y Grancan. Proteínas altas para su rango, pero también más cenizas. Opciones funcionales cuando el presupuesto es la prioridad.
El estudio también identificó incumplimientos. Marcas que declaran menos cenizas y resultan tener más, o que aseguran un nivel de proteína que no alcanzan. Algunas incluso no pueden comprobar frases como “excelente absorción” o “nutrición superior”.
Profeco mostró que hay marcas que cumplen y otras que no tanto. La clave es informarte, leer etiquetas y elegir lo mejor dentro de tu presupuesto. Tu bodoque merece más que solo llenar la pancita: merece energía, salud y bienestar.
